martes, 7 de julio de 2009

UNA VELA A DIOS Y OTRA AL DIABLO

El gobierno de Madrid, ante la movida de Garoña, ha adoptado la salomónica solución de prorrogar su uso por un tiempo algo más largo que lo que esperábamos los que estamos en contra de la energía nuclear y algo más corto de lo que pedía el consejo nuclear y los trabajadores. Como era de esperar, le han llovido las críticas por los dos bandos pero, en contrapartida, ambos se tendrán que contertar al fin y a la postre porque es el mal menor con el que se tendrán que conformar. A todo esto, Mariano y sus muchachos están que no caben en sí de gozo porque ya tienen otro filón para darle caña a ZP y otro tema añadido para distraer la atención del respetable y así contar, de paso, con un velo más para tapar sus miserias políticas. El gobierno aduce que así cumple con la promesa de cerrarla y se da un tiempo extra para preparar una salida poco traumática para los trabajadores y para la comarca afectada. Y por si esto fuera poco en una maquiavélica maniobra deja el cierre definitivo en manos del gobierno siguiente que salga de las elecciones del 2012. Esto sí que es nadar y guardar la ropa.


Supongo que apelar a la coherencia o a que se cumpla lo que se ha prometido son ingenuidades que se nos ocurren a los ciudadanos mortales y de las que están exentos, al parecer, los privilegiados que llegan a altos ejecutivos sea en el terreno de lo público o en lo privado. No entiendo quiénes son esos señores del consejo nuclear para dictar la política energética a desarrollar en el país. Esa no es, ni debe ser, su función a parte de barrer para su casa como ha quedado patente. De todos modos creo que sí podemos exigir que si se apuesta por un modelo energético renovable y respetuoso con las reserva de minerales fósiles y con el medio ambiente, no se entiende por qué se tiene que estar prolongando inútilmente la agonía de un ser que necesita 50 millones de euros para seguir sobreviviendo 10 años más. Y a continuación nos podríamos preguntar qué nueva prórroga irán a proponer después de esos 10 años.

Me resulta, por otra parte, a estas alturas de la vida sumamente demagógico recurrir al tema de los puestos de trabajo que se pierden como argumento apodíctico para paralizarlo todo. Si se prevé que una central tiene una vida determinada y que tiene un peso específico en la economía de su comarca no solamente hay que tener prevista la fecha de cierre sino también los recambios para esas familias y para esa comarca. Lo que no se puede es seguir la costumbre de la avestruz no queriendo ver que esto tiene su fin y cuando llega echarse las manos a la cabeza ante la que se viene encima. Por otra parte, lo del paro es un arma de doble filo que aplicado a otras situaciones puede chirriar. Por ejemplo, si desaparece la droga habría una crisis laboral mundial: policías, agricultores, médicos, banqueros... y otra mucha gente más quedarían en paro, pero no por eso habría que mantener su existencia. Aquí en poco tiempo desparecieron astilleros e industrias siderúrgicas con el trauma social que se produjo entonces pero se ha salido adelante y no hay más que ver la transformación para bien que se ha dado en Bilbao y en Barakaldo, por poner dos ejemplos.

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