sábado, 1 de febrero de 2014

Como los cangrejos

La ley de Wert es un golpe más de este gobierno para mantenernos en el paradigma del cangrejo: cada día nos hacen ir más hacia atrás. Va a imponer sí o sí y digan las comunidades autónomas lo que quieran, la nueva línea para aquellos alumnos que no responden al nivel escolar requerido a su edad. Esto es, aunque ni siquiera hayan cursado 2º de ESO a los 15 años se les manda a un sitio que supuestamente se va a dedicar a la formación profesional -básica, por decir algo-, aunque es fácil que quede reducido a una guardería de adolescentes frustrados. Claro que, con el tiempo, cuando se aplique la ley por completo, a estos chicos y chicas se les irán añadiendo aquellos que no hayan pasado las correspondientes reválidas, con las que van a depurar la primaria. Con semejante tinglado, no me quiero imaginar qué van a poder hacer con este tipo de alumnado y qué valor se le va a dar a la supuesta formación profesional y académica que se le va a impartir.

Corría el año 1981 cuando comencé a dar clases en un instituto de formación profesional. En aquella época las cosas estaban muy bien definidas, si aprobabas primaria ibas al instituto; si te costaba mucho estudiar o si suspendías primaria a formación profesional, o, si tenías algún enchufe o algún familiar que te facilitaba un trabajillo, a producir. De este modo, cuando te daban las listas de los cursos los de los dos primeros cursos eran de treinta o más alumnos, pero a partir de tercero, si llegaban a 10 o 15 todos contentos. Tuve que dar unas clases de castellano en base a enseñar a leer o a redactar las frases más elementales o las de ética para plantear las habilidades sociales más básicas. A poco de estar allí me di cuenta de que la inmensa mayoría del alumnado procedía de los barrios más empobrecidos de la localidad y llegué a comprobar que bastantes venían con hambre a clase.

Ante este panorama, con la bendición de la dirección del centro y del inspector de turno, un grupo de profesores con un gran ánimo educativo -y a riesgo de darnos un buen batacazo- hicimos una selección de los alumnos y alumnas que daban los perfiles más bajos, tanto de aptitudes como de falta de conocimientos. Con esos grupos preparamos una programación alternativa basándonos en la experiencia y en los escasos conocimientos que tenían. Han sido unos de los años en que más he disfrutado en mi corta vida docente. Tuvimos que sacar recursos de todas partes que sirvieron ante todo para ganarnos su confianza, después pudimos trabajar en serio. Hoy en día aún me encuentro con chicos de estos y me saludan como si fuese de su familia y sé que para muchos fue un éxito. Cuando cambió la dirección, quedó sepultada esta experiencia porque la nueva optó por la línea de la excelencia y para estos alumnos era preferible ponerles la alfombra roja pero en dirección a la salida. Me consta que en otros sitios se estuvieron dando experiencias similares, pero siempre a modo experimental.

Con el tiempo fueron apareciendo los programas complementarios, los centros de iniciación profesional propiciados por los programas de garantía social, los programas de apoyo especiales tanto en el primer ciclo de la ESO como en el segundo... Es decir que aquellos gestos de voluntarismo puro y duro señalaron realidades sangrantes de la enseñanza y, con las leyes posteriores, la respuesta a las mismas se fueron oficializando y se crearon estructuras educativas estables para dar a este tipo de alumnos la respuesta educativa necesaria a su situación. Ahora vienen éstos a desmontar todo lo que supone atención especializada -porque no se merecen estos tipos el dinero que cuestan o porque les importa un rábano este alumnado- y de nuevo nos mandan a donde empezamos, solo que, esta vez, con premeditación y alevosía. Solo nos va a quedar esperar que en el desierto educativo que nos va a dejar este gobierno, si se llega a aplicar su ley, brote de nuevo algún oasis de atención, como pasó entonces

No me imagino a los profesores actuales de formación profesional atendiendo a esta tropa. Ni quiero pensar en los de los institutos que, hartos de pelear con ellos, darían un brazo por perderles de vista. Así que estos alumnos serán, en un gran número, los destinados a ser la masa de trabajadores no cualificados que deberán pegarse por un puesto de trabajo basura en condiciones casi esclavistas. Eso sí, figurarán como pertenecientes a las estadísticas de mejora de empleabilidad cuando lo consigan. Lo dicho, vamos hacia atrás como los cangrejos, o sea, a peor porque los alumnos de mi tiempo se encontraron con un nivel de empleabilidad y con unas condiciones laborales bastante más favorables que las que hay ahora y no digamos, según nos cuentan, de las que se avecinan.

1 comentario:

  1. LA MARGEN IZQUIERDA EZKERRALDEA10 de febrero de 2014, 20:42

    Hola, nuestra mas sincera enhorabuena por el articulo y por el blog. Te escribo desde una nueva asociación cultural, Asociación Cultural Amigos de La Margen Izquierda - Ezkerraldeko Lagunak. Aprovecho para comentarte que hemos incluido este blog en nuestra lista de enlaces interesantes de Barakaldo. Nuestra dirección es www.lamargenizquierda.com y el enlace es http://www.lamargenizquierda.com/cas/index.php/barakaldo-enlaces Esperamos sea de tu agrado. Nuestro mail es info@lamargenizquierda.com Un afectuoso saludo. AITOR.

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