domingo, 20 de agosto de 2017

Días de monte 38

Esta vez el día de monte ha sido en pleno agosto y en compañía de María. El Castro de Valderredible, desde Allén del Hoyo. La cumbre más alta de la zona, que domina gran parte del valle de Valderredible y de los alfoces burgaleses que lo rodean, marca el límite entre ese rincón de Cantabria y las Merindades burgalesas. Según pudimos enterarnos en una de las conferencias de la casa de cultura de Sta. Gadea, fue una fortaleza para las tribus cántabras que habitaban la zona. Vaya, que se lo pusieron muy difícil a los romanos para que los echaran de allí. De hecho a media ladera se están encontrando restos de un campamento romano de vigilancia para controlar que los cántabros no volviesen a las alturas. En frente tiene el Castro de Barrio, que parece su hermano pequeño, entre ambos dan la  impresión de ser los vigilantes del valle.

Estábamos teniendo un verano muy extraño con viento norte, nubes pegadas y frío, tanto que hemos usado más la ropa de invierno que los pantalones cortos. Aprovechando uno de los pocos días diáfanos nos lanzamos a por esa cumbre tan llamativa y a la que yo tenía muchas ganas. Hace años no conseguimos subirla porque dos acompañantes sufrieron un golpe de calor y tuvimos que volvernos desde el primer collado. Hubo suerte al contar allí mismo con un pilón enorme para el ganado donde se pudieron refrescar. Esta vez también pegaba el sol, pero en las zonas expuestas y, sobre todo, en la cumbre el viento norte cortaba. Desde su pie su figura impresiona y en algunos tramos la pista de subida se hace incómoda, pero pudimos con todo y María demostró que está en forma para hacer monte, lo que supone para mí otra compañía más. Somos un tándem muy apañadito: mi hobby es el monte y el suyo la fotografía, así que ahí estoy con el equipo a cuestas.

Nos encontramos con algunos grupos procedentes del vecino Montejo con los que pudimos charlar y compartir camino, por eso esta vez tenemos unas fotos juntos. Tal como me suponía las vistas son magníficas tanto las panorámicas -desde las cumbres de Ordunte hasta Peña Prieta ya encima de San Glorio-como las zonas locales: se veía como en un plano todo el alfoz de Sta Gadea, el embalse y gran parte de Valdebezana, Carrales y la zona de Bricia. En el camino también se pasa cerca de una zona de interés geodésico en el límite con Montejo de Bricia. En fin, lo más importante es que disfrutamos de una mañana perfecta con un tiempo magnífico dentro de unas semanas de nieblas y frío.



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